Después de cargarme el programa de arranque he optado por renovarlo todo e instalar Debian 7.2, nuevamente con GNOME como entorno de escritorio, lo cual es todo un alivio. Como novedad en esta ocasión decidí he decidido que usaré Windows a través de una máquina virtual dentro de Debian, así que instalé VirtualBox desde la línea de comandos. Una vez instalada designé Windows 7 (en mi caso, la Home Basic a 32 bits) como sistema anidado y todo fue bien salvo, como diría Rajoy, por alguna cosa: los puertos USB.
Como no me funcionaban lo primero que hice fue instalar las Guest Additions que encontraremos en el menú Dispositivos de la ventana de nuestro Windows virtual. Como aún así me seguían sin funcionar (fallo al acceder el subsistema USB) hice lo que todo buen internauta debe hacer en estos casos: navegar por la red en busca de la solución. Y (casi) nunca falla.
Abrimos la terminal y tecleamos:
paco@paco-pc:~/$ sudo nano /etc/fstab
Es decir, editamos con el editor de texto nano el fichero fstab situado en el directorio /etc. En este archivo encontramos la lista de discos y particiones disponibles. Lo que le añadiremos será lo siguiente:
Pulsamos Ctrl + o para guardar cambios y Ctrl + x para salir. A continuación tecleamos lo siguiente:
paco@paco-pc:~/$ mount -a
Con esto último lo que hacemos es montar todos los dispositivos que tenemos especificados en el fichero /etc/fstab, justo el que acabamos de modificar. Reiniciamos la máquina virtual y ahí están los dispositivos USB, listos para ser usados.
Y como hemos hablado de VirtualBox, vamos con "Man in a box", tema de 1990 a cargo de la banda de rock norteamericana Alice In Chains.
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Como ya hemos dicho, puede resultar duro pasar de un sistema operativo eminentemente gráfico e intuitivo como Windows a otro que, para sacarle todo su rendimiento, requiere la entrada de comandos por teclado. El proceso de cambio a Linux puede resultar un tanto penoso al principio, para qué engañarse, pero hay formas de hacerlo algo más liviano.
Si no queremos perder la seguridad que nos proporciona tener ahí nuestro Windows entonces lo mejor es que ambos sistemas cohabiten, al menos durante un tiempo, para lo cual hay varias maneras:
1. Windows preinstalado y Linux como segundo sistema operativo.
Si su PC o laptop (ordenador portátil) trae una versión de Windows preinstalada puede instalar una distribución Linux y funcionar con ambos sistemas a la vez, eligiendo durante el arranque con cual quiere funcionar. Para ello tiene que introducir en su reproductor de disco la distribución elegida (vamos a suponer que Ubuntu), la cual se puede descargar de su sitio original en formato imagen ISO para, después, "quemarla" en un CD o DVD, o en un pendrive, con un software tipo Nero o similar. Una vez hecho esto, introducimos el disco o el lápiz USB en el lector y reiniciamos el ordenador. En el inicio del arranque pulsamos F11 (así al menos es en mis máquinas, pero esa indicación aparecerá en pantalla, por lo que hay que estar atento no sea que en los ordenadores modernos la tecla no sea la misma) para escoger la unidad desde la que queremos arrancar el sistema. Elegimos la unidad CD o DVD de forma que al darle OK el sistema leerá en primer lugar el contenido de esa unidad de disco. Al detectar un programa de instalación lo ejecutará de inmediato y, a partir de ahí, solo habrá que seguir las instrucciones por pantalla (espero hablar del proceso de instalación con más profundidad más adelante). El resultado, una vez finalizado, será que Ubuntu ha implementado un arranque dual mediante el programa Grub que nos permitirá elegir con qué SO queremos trabajar, si con Windows o con Ubuntu.
2. Windows preinstalado y Linux virtualizado, o al revés.
Presuponiendo lo mismo de la opción anterior, una máquina con Windows de serie, lo que podemos es virtualizar Ubuntu utilizando el programa VirtualBox. Hay otros, pero yo solo he utilizado este, es el que conozco y pienso que funciona bien. Este software permite instalar un sistema operativo residente dentro de otro que actúa de anfitrión. El efecto práctico es que, en nuestro caso, Ubuntu funcionaría dentro de Windows como si fuera una aplicación más, pudiendo instalarle sus propias aplicaciones que funcionarían dentro del Ubuntu virtualizado. Existe, además, la posibilidad de declarar carpetas o directorios compartidos entre Windows y el Ubuntu virtualizado, pudendo así compartir sus contenidos y pasarlos de un sistema a otro.
Yo solo he funcionado a la inversa, con Windows virtualizado dentro del Ubuntu anfitrión, y el resultado ha sido bastante satisfactorio. Es especialmente útil cuando no conseguimos configurar adecuadamente un periférico; con dos sistemas operativos es difícil que lo que no te funcione en uno tampoco funcione en el otro.
3. Instalación independiente en dos discos duros
En este caso, que es el mío, hacen falta dos discos duros dentro de la CPU. Instalé Ubuntu en el disco principal (llamémosle HD1) habiendo desenchufado previamente el segundo disco (que será HD2) para que el sistema no fuera capaz de encontrarlo. Y con desenchufar me refiero a abrir la caja de la CPU y desconectar físicamente el HD2 tanto de la placa base como de la fuente de alimentación (es más sencillo de lo que parece, créanme). Una vez finalizado satisfactoriamente el proceso de instalación, apagamos el PC, desconectamos el HD1, donde hemos instalado Ubuntu, y reconectamos el HD2, donde vamos a instalar Windows. Encendemos, introducimos en disco de instalación de Windows en la unidad lectora, reiniciamos, pulsamos F11, elegimos la unidad CD/DVD como unidad de arranque y, al arrancar el sistema solo encontrará el único disco duro que en ese momento se encuentra conectado, el HD2. Se iniciará el proceso de instalación y, al terminar, tendremos Ubuntu y Windows plenamente instalados pero de manera completamente independiente uno del otro, el primero en HD1 y el segundo en HD2. De esta forma, una gamba metida en uno no afectará en nada al otro. Solamente hay que recordar que, cada vez que encendamos el ordenador, hay que pulsar F11 en el momento adecuado para elegir la unidad de arranque, HD1 para Ubuntu y HD2 para Windows (recordemos que HD1 y HD2 son nombre ficticios). No hacerlo solo conllevará que el ordenador iniciará desde la unidad de arranque que venga determinada por defecto en el menú del BIOS.
4. Instalar uno de los sistemas operativos en un disco duro externo
Sería una variación de la opción número 3, pero he de confesar que no he probado esta alternativa. Se trataría de enchufar un disco duro externo a un puerto USB y, al margen del sistema operativo presente en el propio ordenador, elegirlo como ubicación del SO alternativo durante el proceso de instalación. Pero repito, nunca lo he probado y ni si siquiera se si es viable, pero si alguien se anima a probar estaría bien que nos contara como le fue la experiencia.
Hablamos de compartir espacio, de una especie de unión entre entidades similares. Con mucho más dramatismo hablan de ello los rockeros góticos HIM en el tema "Join me in dead".
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Ya hemos visto que, dado que el ordenador es nuestra herramienta principal, conocer al menos de oídas algunas expresiones nos puede ayudar a entender explicaciones futuras, o incluso a resolver problemas. Antes de entrar a decidir qué distribución Linux elegir también estimo necesario tener claros algunos términos que le son más propios. Nos ayudará a comprender de que hablan esos listillos que pululan por la red, impartiendo lecciones a diestro y siniestro, creyendo que se les entiende todo pero que, en mucho casos, solo contribuyen a que la confusión inicial se incremente e incluso ahuyente cualquier atisbo de curiosidad que uno pudiera sentir sobre Linux. Y lo digo por propia experiencia, lo foros de ayuda están atiborrados de gente así. Conociendo lo que viene a continuación usted podrá transitar por esos foros con algo más de seguridad.
LiveCD
Es una distribución (esto ya sabemos lo que es, ¿verdad?) almacenada en un CD o un DVD, ejecutable desde ese medio sin necesidad de instalar ni modificar nada en su equipo. Así, se puede trastear y navegar y probar cuanto haga falta (a una menor velocidad; recordemos que el acceso a las unidades de CD/DVD es más lento que a un disco duro) para, en caso de gustar y no encontrar conflicto alguno de hardware, optar por instalarla directamente. O si no, volver a probarla en otro momento. Para esto último basta con salir y apagar o reiniciar el equipo y extraer el disco del lector. Las cosas en su ordenador volverán a estar igual que antes, sin riesgo alguno para la integridad de sus archivos. Hay que destacar que se puede trasladar un LiveCD a un pendrive; determinándolo como unidad de arranque en el menú del BIOS del PC (al cual accedemos pulsando F11 en cuanto empieza el proceso de arranque) el ordenador inicializará el SO que encuentre en dicho pendrive para que, eso mismo, podamos trastear y explorar cuanto nos venga en gana. En resumen, una gran opción si queremos ojear de primera mano de qué va esto de los sistemas Linux sin compromiso ni riesgo alguno.
X-Window System
Es un software que proporciona una interfaz gráfica a los sistemas UNIX, como es el caso de Linux.
GDM (GNOME Display Manager)
Es un gestor de acceso al X-Window System basado en GNOME, materializado en una pantalla que le pedirá al usuario su nombre y contraseña (introducidos durante el proceso de instalación si así lo ha dispuesto) cada vez que quiera iniciar una sesión.
GNOME
Entorno de escritorio para sistemas tipo UNIX, usado para Ubuntu entre otras distribuciones. Me van a perdonar si hago mucho hincapié en Ubuntu y derivados pero es la distribución que manejo desde el principio y la que mas conozco.
Entorno de escritorio
Conjunto de características gráficas que definen el aspecto de un sistema operativo tipo Windows o Mac: colores, forma, disposición y apariencia de las ventanas y menús, tipografías y efectos varios (fundidos, desplazamientos, apariencia 3D, cortinillas...) y, en fin, esas cositas que hacen chulo y atractivo un SO. Es posible instalar diferentes entornos de escritorio para una sola distribución y después elegir la que más nos guste.
Unity
Entorno de escritorio implementado para Ubuntu en sustitución de GNOME y que no ha parado de cosechar críticas desde su aparición por los elevados recursos que consume. Por suerte, la opción de seguir usando GNOME sigue estando ahí.
Cinnamon
Entorno de escritorio propio de la distribución Linux Mint y que también se puede instalar en otras distros. En mi Ubuntu sustituí Unity por Cinnamon y todo fueron mejoras.
KDM
Es un gestor de escritorio para sistemas tipo UNIX, basado en KDE.
KDE
Entorno de escritorio para sistemas tipo UNIX, el más implantado en Linux junto con GNOME, usado en la distribución Kubuntu entre otras.
Xfce
Entorno de escritorio para sistemas tipo UNIX más ligero y pensado para máquinas menos potentes y usado en, por ejemplo, la distribución Xubuntu.
LXDE (Lightweight X11 Display Environment, Entorno de escritorio X11 ligero)
Entorno de escritorio para sistemas tipo UNIX aún más ligero, pensado para máquinas poco potentes, antiguas y netbooks, conocido por estar presente en la distribución Lubuntu.
Grub
Software que habilita un menú que le permite un arranque dual, esto es, elegir sistema operativo con que arrancar el ordenador en caso de que haya instalado una distro Linux teniendo ya Windows preinstalado. Muy útil para quien quiera empezar a valorar alternativas a SO de Microsoft.
Shell
Es el intérprete de comandos (órdenes, instrucciones), un interfaz (medio gráfico a través del cual el usuario se comunica con su ordenador) que nos permite introducirlos para generar una respuesta por parte del ordenador. Quienes se acuerden de MS-DOS sabrán que se entraba directamente a la shell al carecer este sistema de entorno gráfico. Es, en suma, cualquier intérprete que un usuario emplee para escribir comandos. En Linux hay diferentes tipos de shell en función de la sintaxis de redacción de los comandos, como bash, ash, csh o tsch.
Bash
Es un tipo de shell, la más común en sistemas Linux. Un software que interpreta los comandos desde la ventana shell. ¿Una equivalencia a modo de ejemplo? Shell es a los coches lo que Bash es a Seat, ash a Renault o csh a Peugeot.
Terminal o consola
Herramienta presente en el entorno gráfico de todas las distribuciones mediante la cual se nos da acceso a la ventana de shell.
Init
En sistemas UNIX, es el primer proceso en ejecución tras la carga del kernel, y que a su vez genera todos los demás procesos.
Kernel
Es el software principal que conforma un sistema operativo. Es el núcleo del sistema, el principal responsable de facilitar a los distintos programas acceso seguro al hardware de la computadora o, en forma básica, el encargado de gestionar recursos a través de servicios de llamada al sistema (confieso que aún no se muy bien qué significa esto último).
Compiz
Gestor de ventanas para el X-Window System que proporciona una serie de efectos de visualización dentro del entorno de escritorio.
Repositorio
Los repositorios son contenedores de software del que se nutren las distribuciones GNU/Linux y están alojados en un servidor. De ahí uno se baja cualquier programa que en ellos se encuentre almacenado, y hay repositorios oficiales, la mayoría, y otros que no lo son. Desde el escritorio de Ubuntu, por ejemplo, se accede a ellos a través de una utilidad llamada Synaptic.
Superusuario o usuario root
Los sistemas basados en UNIX están concebidos para ser multiusuario y multitarea, por lo que existen restricciones de acceso a según qué usuarios, a según qué partes del sistema y para según que procesos. Para tener pleno acceso y control a cualquier punto del sistema hay que entrar en modo superusuario o modo root, eso sí, siendo consciente de que una gamba metida como root puede echar abajo todo el cotarro. De ahí que en Ubuntu venga deshabilitado por defecto y que para hacerlo efectivo haya que introducir el comando sudo delante de cada comando que uno quiera emplear, lo que puede resultar bastante coñazo.
Máquina virtual
Programa que le permite instalar otro sistema operativo dentro del que ya tiene instalado (el más común es VirtualBox) y que funciona como una aplicación más. Por ejemplo, puede instalar Windows virtualizado dentro de su distribución GNU/Linux favorita en esos molestos casos en que un periférico concreto (impresora, escáner, webcam...) sea indetectable por carecer de drivers para Linux, pero sí los tenga para Windows. Por supuesto, desde ese Windows virtualizado puede usted instalar Office, Photoshop o lo que le venga en gana. También funciona a la inversa, Windows como sistema anfitrión y un Linux virtualizado.
Por supuesto, Wikipedia y otras páginas están a su entera disposición para ampliar lo que yo les vengo contando.
Y con esto creo que ya pueden ir haciéndose una idea de lo que vendrá mas adelante. Bueno, en realidad no, el aprendizaje será lento, tanto como las imágenes en slow motion del siguiente vídeo:
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Cuando uno se plantea dar el salto a GNU/Linux (en adelante, únicamente Linux) y abandonar la dictadura del software privativo enseguida surgen las dudas. Es lógico, el hábito hace mucho y prescindir de un sistema al que ya estamos acostumbrados por otro que cuando menos es una incógnita no es un paso que cualquiera esté dispuesto a dar. Hay que admitir que Windows es un sistema intuitivo y que no se tarda en aprender, aparte de que es relativamente sencillo conseguir copias piratas de casi cualquier aplicación. Un usuario medio lo tendrá difícil para decidirse, y lo menos que puedo hacer es explicar lo que uno gana y lo que pierde con el cambio.
En primer lugar vayamos con las ventajas, y la primera es obvia: el precio. No cuesta nada bajarse, instalar una distribución Linux y funcionar con ella en tu casa, en tu PYME o en tu universidad. Lo mismo digo de la multitud de aplicaciones existentes para toda clase de tareas, así como sus correspondientes actualizaciones y nuevas versiones. Todo a coste cero y sin apenas restricciones. No me digan que en la época de crisis que vivimos no sería todo un alivio para las pequeñas y medianas empresas soltar el lastre que supone el pago de licencias por el uso de software.
Vamos con más. Es un lugar común que los sistemas Linux no sufren ataques de virus porque, simplemente, no existen virus para Linux. Hay que decir que esto no es cierto (de hecho, por algo hay antivirus para Android). Claro que los hay, unos 300 según mis datos, pero al ser este un sistema aún poco implantado en los PC's a nivel mundial, si lo comparamos con Windows, la incidencia de estos virus es tirando a irrelevante. El carácter abierto del software libre también hace que los problemas que pueda generar un virus se solucionen mucho más rápidamente. A fin de cuentas, lo que un creador de virus informáticos quiere es relevancia, y eso se lo da Windows. En conclusión, las probabilidades de que un sistema Linux se infecte con un virus son tan escasas que apenas se tienen en cuenta.
Podemos mencionar también la sobreabundancia de aplicaciones de todo tipo, mantenidas por una numerosísima comunidad de usuarios a la que recurrir en caso de sufrir algún problema. Una mediana empresa podría funcionar perfectamente con el software de ofimática, de diseño o de contabilidad que se puede adquirir gratuitamente por ser usuario de Linux (aquí tienen un listado de alternativas libres al software más común de Windows). A eso le añadiremos que la estabilidad heredada de UNIX los convierte en sistemas bastante fiables, sin olvidar que la mayoría de distribuciones disponen de un entorno gráfico similar al de Windows para hacerlos igual de accesibles.
Y ahora, los inconvenientes.
Si usted es un usuario avanzado de, digamos, AutoCAD, no podrá encontrar un programa similar en Linux. Hay programas de CAD pero ninguno que llegue tan lejos como AutoCAD, MicroStation o Catia. Lo mismo podemos decir del conocido Photoshop o de software de diseño 3D avanzado como 3D Studio MAX o Solid Works. Repito, hablo de usuarios muy experimentados. Un usuario medio se puede contentar sin problemas con lo que puede encontrar tanto en los repositorios (sitios centralizados donde se almacena todo el software que uno se puede descargar) como en el resto de la red.
[Inciso] No quiero extenderme ahora sobre esto, pero existen modos y maneras para sobrellevar estas carencias. Una sería virtualizar Windows dentro de una distro Linux (ejecutarlo desde, por ejemplo, Ubuntu, como si fuese una aplicación más) usando VirtualBox y la otra utilizar Wine, un emulador de programas Windows, si bien no en todos los casos da resultados satisfactorios [Fin del inciso].
¿Más pegas? Sí. Aún son pocos los fabricantes de hardware que incluyen controladores para Linux en sus productos. Esto es algo que he sufrido en mis carnes ya que me fue imposible configurar mi anterior impresora para Ubuntu, y he tenido que sufrir para configurar el escáner o la tarjeta de TV. No es algo que vaya a ocurrir siempre, aviso. De hecho, quién no ha pasado por tragos similares en Windows, incluso con los drivers oficiales (ah, esos conflictos entre drivers y hardware...). Aunque es cierto que con el paso del tiempo estos problemas se van reduciendo llegando a resultar pasmosa la rapidez con que una máquina con Linux instalado reconoce todo o casi todo lo que tiene enchufado.
La última molestia que destacaría es que, a pesar de que las distribuciones Linux disponen, como ya he dicho, de entorno gráfico de ventanas, el máximo rendimiento se le saca mediante la introducción de órdenes por teclado. ¿Se acuerdan de la pantalla de MS-DOS? Pues a eso me refiero. Pero claro, uno se acostumbra a las ventanitas, los menús, los botones, los colorines... y quién quiere volver a aquel tostón antediluviano. Lo entiendo perfectamente, no se crean. Y más si les digo que hay decenas y decenas y decenas de órdenes y opciones para operar desde la Shell, que es como se llama la ventana de comandos. Es como reaprender informática desde cero. ¿Es imprescindible? Supongo que no, dependiendo de a que se vaya uno a dedicar. ¿Conveniente? Sin duda. A veces para solventar un problema solo se podrá disponer de la Shell, y hay que saber manejarse con ella.
Para terminar, solo añadiría que la apuesta por el software libre tiene mucho de compromiso moral. Si no le va a importar sufrir un poco porque considera que los principios en los que se basa el software libre merecen contar con su apoyo, entonces adelante. Si, por el contrario, lo que quiere es ahorrarse problemas, siga con Windows. Linux no es perfecto, pero es gratis, sin virus, con muchísimas aplicaciones y permanentemente actualizable. Si no quiere pagar por Windows y por cada uno de los programas que pueda necesitar, tendrá que recurrir a la piratería, con todo lo que conlleva el uso de software pirateado. Y ahí lo dejo.
¿Piensas que Linux no es para tí? "Not for you", tema del tercer disco de Pearl Jam.